La Universidad de Guadalajara nos abrió las puertas de su campus universitario a cientos de estudiantes provenientes de otros estados y países, con ilusiones de cursar un semestre en otro lugar completamente diferente a sus ciudades de origen, en busca de nuevas experiencias y conocimientos con la maleta llena de exceptivas. 

La maravillosa perla tapatía nos deslumbró con sus hermosas edificaciones antiguas, iglesias, la cultura de su gente, el mariachi, la gastronomía, desde su famosa torta ahogada hasta sus deliciosos tacos, tejuino y su emblemático tequila. 

A nivel de la carrera podemos destacar que la Universidad cuenta con los escenarios para llevar a cabo en mi caso lo que fue el curso de clínicas veterinarias, los docentes siempre están dispuestos a ayudar a los estudiantes en el proceso de adaptación al igual que los estudiantes, quienes muestran empatía a quienes visitan su alma mater. 

Pero no todo es color de rosa y durante nuestra estancia nos cruzamos con algo que tal vez ninguno de nosotros se esperaba, una pandemia que hizo que mayoría de estudiantes regresaran a sus hogares o simplemente quedarán en cuarentena permanente como lo fue mi caso, entonces aprendimos a manejar lo que tal vez no fue fácil para todos, las famosas TIC, que fueron nuestra base para poder culminar el semestre académico. 

Por otro lado quiero agradecer a la Universidad pues esta nos apoyó con un incentivo económico para poder regresar al país en un vuelo humanitario ya que de no ser así tal vez aun estaríamos allá, lejos de nuestras familias y comodidad de nuestros hogares. 

Espero que más estudiantes aprovechen estas oportunidades que brinda la Universidad, que aunque en mi caso no pudo culminar como lo esperaba, sé que lo aproveche de la mejor manera, visité lugares asombrosos y conocí gente maravillosa y de eso se trata, que sea un intercambio de cultura y de conocimientos que nos forje como futuros profesionales.